martes, 30 de abril de 2013

Pedro Pérez: "El Vía Lucis ha conseguido con creces el objetivo perseguido "


Diario de Jerez

- ¿Qué evaluación le merece el Via Lucis?

- Se ha conseguido con creces el objetivo perseguido. Las Cofradías han vivido de forma extraordinaria el Año de la Fe a través de un Via Lucis Mariano. Cuando muchos se preguntaban qué es un Vía Lucis Mariano, han encontrado respuesta en lo vivido el pasado día 20. Se ha realizado una catequesis pública acerca de la vida de la Virgen María. El centro de todo ha sido la Luz de la Resurrección de Jesucristo, cuando una mayoría centra su mirada en la Pasión y Muerte de nuestro Salvador, pasando de puntillas sobre lo que da auténtico sentido a nuestra creencia. Otros tantos, de dentro y fuera se han emocionado, han vivido estampas que, o bien se pierden en la memoria del tiempo, o nunca la han visto ni en Jerez ni en ningún otro lugar del mundo. Ha sido inolvidable.

- ¿Fue la fórmula ideal en vez de una versión más convencional?

-Aunque se suscitó el debate dentro del propio Consejo, pero al final llegamos a la conclusión de que queríamos ofrecer una estampa distinta a la que podemos ver de una forma convencional en Semana Santa. No queríamos que los Cofrades, fieles y devotos salieran a la calle a contemplar una sucesión de pasos más o menos ordenados, fuera de su fecha habitual. Queríamos que se pudiese orar y meditar en torno a la figura de la Virgen de una forma distinta a como se hace en Semana Santa, cuyo marco es más penitencial. Además, el poder representar estéticamente determinados momentos de dicho Vía Lucis, sólo era posible saliéndose de esa versión más convencional.

- Fiasco en el alquiler de sillas ¿Se fue demasiado optimista sobre la atracción del evento?

-Cuando se anunció el Via Lucis, todo el mundo pensó en una magna de palios, pero el propio concepto del mismo, una sucesión de Palios no hubiese encajado de ninguna de las maneras. Para que tenga cabida esa ansiada magna de palios, hay que buscar otro marco distinto. Este evento no tenía parangón en la ciudad. Al no haber precedentes no podíamos establecer una semejanza en cuanto al número de sillas o de público. Si el año que viene volviésemos a celebrarlo, evidentemente se tendría una referencia y se ajustaría el alquiler de sillas. Para que sirva de comparativa, en Semana Santa se colocan unas 15.000 sillas que son ocupadas por los abonados. En el Via Lucis se colocaron 10.000 sillas, es decir, 5.000 menos que en Semana Santa. No obstante, consideramos que las calles estuvieron abarrotadas de público, sobre todo en los sitios claves, lo que da idea del nivel cofrade de los que acudieron. Creo que fue más una cuestión más de calidad que de cantidad. Los que nos visitaron se llevaron una gratísima impresión del buen quehacer de nuestras hermandades. No hay que perder de vista que por la mañana los templos con los besamanos estaban rebosantes de fieles. Los encargados de sellar las Luminarias estaban desbordados y el repique de campanas era el mejor indicativo de que algo grande estaba a punto de suceder, como así fue. Insisto que los lunares, que los hubo, fueron fruto de no tener un arquetipo en el que mirarse.

-Pero ha desbaratado la previsión económica.

-Todavía no nos ha dado tiempo a realizar una valoración económica de todo lo acontecido. Cuando esté finalizada en firme, podré responder a esa pregunta.

-¿Ha merecido la pena el ímprobo esfuerzo del Consejo?

-No sólo ha sido del Consejo, al que, desde aquí quiero felicitar al completo, sino que el esfuerzo ha sido compartido entre todas las hermandades y asociaciones que han participado, incluidas las que sin intervenir han puesto sus enseres, incluso sus pasos, a disposición de todo el que lo que ha solicitado. Cada flor, cada manto, cada pieza musical, cada corona, cada color, cada rezo, cada recorrido… todo tenía un sentido y un mensaje. Nada se dejó al azar ni nadie salió del paso de cualquier manera. Muchísimas personas, jóvenes mayores y niños, se han emocionado, han gozado, han disfrutado, han llorado de alegría, se han deleitado con tanta majestuosidad, han descubierto otra forma de ver y orar ante la Virgen. Por todo ello, ha merecido la pena el esfuerzo. También quiero agradecer al obispo la solidaridad mostrada desde el comienzo, apostando por la propuesta y facilitando su desarrollo.

- Atrás ha quedado mucho trabajo ¿agotados? ¿Duele la incomprensión?

-Si bien hubo un cierto, pero minoritario y sectorial escepticismo, al comienzo de este proyecto, en ningún caso nos hemos sentido incomprendidos, esto es una inmensa barca donde todos tenemos que remar a la vez, es algo que todo el mundo tiene claro, por lo que nadie se desmarcó de este proyecto cofrade, que no es el proyecto del Consejo, sino el de todas las cofradías jerezanas. El Consejo no es ni se puede convertir en una cofradía más, su labor es la de representar y coordinarlas a todas en las labores que requieran de una intervención conjunta. Por esa razón, no puede existir incomprensión, tan sólo discrepancias. El trabajo de los cofrades en general, no solo el del Consejo, es una trabajo gratuito, a cambio de nada. Por consiguiente el trabajo no te agota intrínsecamente, sino la desazón por no poder dedicarle más tiempo. Es un trabajo que se realiza por algo que a cada uno le gusta y por esa misión evangelizadora que tenemos todos los cristianos, por eso no te agota.

- 2014 y los 750 años del Jerez cristiano. Se habla de ‘Magna’.

-Sabemos que desde el obispado, se quiere hacer presente a la Iglesia en tan importante efemérides. Y dentro de ella, las Cofradías juegan un papel relevante por lo que, a buen seguro que participarán de un modo u otro. Ya se nos ha adelantado extraoficialmente alguna idea, pero no hay nada en firme.

-¿Bajará el ritmo de trabajo?

- Hemos venimos a vaciarnos y a entregarnos por entero. Trabajaremos hasta nuestra última gota de sudor. Cuando acabe nuestro mandato no queremos decir que tal o cual proyecto se nos quedó en el tintero. Por circunstancias de la Providencia nos ha tocado trabajar un periodo repleto de acontecimientos. También debo cuidar a mis hermanos de Consejo para no caer en la desesperación.